Wednesday, March 18, 2009

Obama Vs México

From El Estatal, Chihuahua. Mexicans are not taking too kindly some of the words and actions from their NorthAmerican neighbor. Not happy.

El gobierno de Felipe Calderón endurece su postura ante los embates del recién electo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Barak Obama. Si está en lo correcto, en las siguientes semanas lo veremos.

Aun no cumple 60 días en el cargo y ya el primer mandatario afroamericano estadounidense ha enviado sendos misiles poco diplomáticos al gobierno mexicano. Van dos ocasiones en que el responsable del estado mayor conjunto ha cuestionado la gobernabilidad de Calderón y señalado con índice de fuego, que el Presidente no gobierna todo el territorio, en franca alusión al estado de sitio que se vive en dos entidades de la frontera norte (BC y Chihuahua).

Not even 60 days in office, and the first African American U.S. president has sent two not very diplomatic missiles to the Mexican government. On two occasions [someone from] the Joint Staff has questioned the governance of Calderón and signaled with index of fire (sic), that the President does not govern the whole territory, in clear allusion to the siege that we live in two entities of the northern border.

Recién la semana pasada, la administración Barak decide impedir la entrada de trasnportistas mexicanos a territorio estadounidense, so pretexto de no cumplir con las normas para transitar las carreteras de ese país. Estos actos de intimidación no son nuevos, desde la administración Bush padre se vetó la introducción del atún mexicano y en la de Bill Clinton se amenazó igualmente a los trasportistas de México. Todo estas medidas, unilaterales, presionan el tratado de libre comercio que nuestro país suscribió con Canadá y USA a principios de la década de los noventas.

Just last week, the Barak administration [What? Barak Administration?] decided to prevent the entry of Mexican truck drivers into US territory, under the pretext of not meeting the standards for road travel in that country. These acts of intimidation are not new, since the administration of Bush father vetoed the introduction of Mexican tuna and that of Bill Clinton also threatened the transportistas from Mexico. All these measures, unilateral, threaten the free trade agreement that our country signed with Canada and USA at the beginning of the nineties.


Durante su campaña, Obama, se comprometió con los electores del estado de Ohio, a revisar el TLCAN porque dicen, los productores de esa entidad, les ha perjudicado en gran medida. Tal vez ese compromiso sea la causa de la intentona por bloquear el paso de trailers tricolores al vecino del norte; sin embargo, el tema de los señalamientos sobre la capacidad del gobierno mexicano para someter al crimen organizado, está sobrecalentando las relaciones bilaterales entre dos socios comerciales que mantienen una interdependencia común e histórica.

Quizás para el pueblo yanqui Obama represente el cambio y la esperanza, pero para México no está siendo un buen aliado. De antemano sabemos que el priincipal problema de inseguridad que se vive en dos estados fronterizos, se origina porque los hijos del Tío Sam son los mayores consumidores de enervantes y drogas ilícitas, resulta entonces desleal que Barak se quiera pasar de listo haciéndose el durito contra nuestro gobierno en vez de tener el valor de aplicar medidas preventivas contra las adicciones y usar, por lo menos a sus reservas, para atacar de lleno el tráfico de armas de su país hacia territorio azteca.

Las declaraciones desafortundas de los militares yanquis en poco abonan para combatir el terrorismo y el crimen organizado, que dicho sea de paso. por primera vez en la historia de México, un presidente tiene los tamaños para enfrentarlo; mejor, debería la administración Obamesca solicitar al Capitolio de su país el incremento del apoyo para el Plan Mérida que su antecesor, el peor presidente de USA, tuvo a bien destinar 500 millones de dólares para pertrechos y logística en apoyo a la lucha que ha emprendido el Estado Mexicano contra las mafias que se han hecho millonarias con tanto cliente del otro lado de la frontera.

Si el estado mayor conjunto de los Estados Unidos de América quiere sumarse a la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, debe atender primero los protocolos de derecho internacional, de respeto a nuestra soberanía, de atender los tratados internacionales, de respetar los acuerdos bilaterales y de dar lustre a la diplomacia, solo así, podremos integrar una sola fuerza conjunta para vencer la amenaza que ya tensa las relaciones entre los dos países.

Por si la situación en ambas fronteras no fuera del todo caliente, Barak Obama tiene la ocurrencia de revivir un viejo pleito contra el trasporte mexicano. En su afán por complacer a las mafias descendientes de Jimmy Hoffa y de los productores de Ohio, el primer presidente afroamericano no está midiéndole el agua a los camotes, si no ordena pronto a la capirotada de gabinete que lo acompaña de tratarnos como socios y aliados, corre el riesgo de que se le atore en el gasnate mercancía poblana.

En cuanto a las medidas adoptadas por el gobienro mexicano para gravar por lo menos 90 artículos gabachos como represalia a las acciones tomadas en USA contra el trasporte tricolor, habría que analizarlas antes de tomar un rumbo incierto; en todo caso, el Presidente Calderón debe exigir mayor proactividad y eficacia a la cancillería mexicana y a nuestro cuerpo diplomático en Washington; activar el prestigio ante organismos internacionales como la ONU y la OEA y acelerar la firma de tratados comerciales más justos con Sudamérica, Europa y Asía.

P.D. Espero que el lapsus criticus por el que atraviesa Barak Obama no esté motivado en aquella declaración inoportuna del expresidente Fox «que los mexicanos hacen el trabajo que los negros no quieren». Ya entrados en caminos de cambio no vaya a ser que el afroamericano entregue a un latino.

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